DESDE ALEMANIA LAS POETAS ALADAS – MARIPOSAS MIGRATORIAS

Tenemos la necesidad de nuestro Gran puente de la palabra para cruzar esas aguas que nos separan. Hoy María Angélica Muñoz Jiménez. Lo esta logrando, ella recolectora de la palabra en el viejo mundo, nos acerca a las poetas chilenas navegadoras en mar de esos versos que son esperanza.

Somos diez poetas latinoamericanas residentes en Alemania, nos encontramos por la casualidad de la causalidad, debido a un proyecto literario. Y desde entonces no paramos de conocernos, una y otra vez en la ruleta del destino, somos como una hoja de papel completamente rayada, donde las líneas se interceptan en diversos ángulos. A veces en los cantos, otras en el centro, nos cruzamos de lleno o apenas nos rozamos. Y allí estamos parecidas, desaparecidas, aparecidas, con nuestras historias a cuestas fluyendo en poesía.
La rosa de los vientos sopló hasta Alemania y aquí todas aterrizamos. Nos convertimos en migrantes antes de definir la palabra, antes de aprender a conjugarla. Solo al llegar aquí fuimos conscientes de todos sus matices, los brillantes y los oscuros, con días de sol y lluvia, de puertas y ventanas cerradas y abiertas. Descubrimos el sabor de la aventura, y al mismo tiempo la tristeza de la separación. Nos sumergimos sin darnos cuenta en la interculturalidad, entre risas y llanto, más rápido o más lento nos fuimos verso a verso equilibrando. Venían versos adheridos a nosotras desde el nacimiento, y los nuevos con otra energía, repletos de desafíos, se han sumado después. Al principio no lo sabíamos, pero en la poesía venía incluido nuestro salvavidas, para mantenernos a flote en esta distancia de abismo abisal. La poesía nos ha dado un horizonte, en medio de nuestras tormentas y nos ha conducido a un mar en calma llamado integración.
Nuestras intercepciones son infinitas, en la poesía de la nostalgia por todo lo que dejamos, en la poesía romántica por el amor que aquí hemos vivido y los amores del otro lado, en la poesía erótica al liberar a nuestra diosa que no le da límites a su pasión, en la poesía maternal de la ternura y la caricia. Todos los despliegues de la poesía van floreciendo, de lo cotidiano, de la mujer al encuentro de la igualdad, de la dignidad que hace eco en Europa sobre las carencias de Latinoamérica, la explotación y los problemas sociales de nuestros países. Entretejemos nuestros versos para tener visibilidad, para que nuestra voz se escuche, si bien pareciera que somos pocas, cada vez somos más. Nos unimos por la palabra, por la emoción, por vivir con convicción.
Todo lo hemos vivido, los sueños hechos realidad y los que jamás se han cumplido, las metas abrazadas, los tropiezos, el dolor y las pérdidas. Y sin importar qué experiencias hemos tenido, les hemos sabido dar rima y musicalidad. Olas de sentimiento que nos llevan y nos traen, somos las poetas varadas a la orilla de la playa y también las que están en medio del mar. Vivimos nadando con fuerza, en esta cultura distinta al colorido de nuestra versátil América. Aprendimos malabarismo, haciendo compromisos, para no perder las raíces originales y crear raíces nuevas en esta tierra que nos adoptó sin urgencias.

La poesía es nuestra fortaleza, un escudo de rosas o una flor de lis, destinadas a florecer, adónde quiera que vamos. Se abren pétalos escritos, tersos y aromáticos, es nuestro perfume sincero y sutil.

María Angélica Muñoz Jimènez
Poeta, escritora

Ana Luisa Tapia, México

Vida

La libertad de pensar

De sentir

Con el cuerpo abierto

Con el sentido atento

De expresar y contener

Lo que siento

Que es más grande que yo y

Se expande mientras más pienso


Gabriela Álvarez Jurgenson, Venezuela

Memoria Peregrina

Llevo a Mérida en mi ser, 

impregnada por el aroma a pomarrosas 

saboreando mis labios, 

los caballos de mi infancia 

galopando en mi pecho 

y los cocuyos de los páramos 

guiándome en las noches. 


María Eugenia Alvarez, Argentina

Vuelo de Golondrina

Me había hecho ilusión.

Y de tanta ilusión quedé dormida.

En un ensueño de volver.

Es que atravesar paredes al desconcierto,

me resulta improbable de fe.

Llevo atado el tiempo en los talones,

que al caminar sobre la tierra,

hacen eco en lo profundo de mí ser.


Hellen Frenzel, Ecuador

Nosotras migrante

Mujeres migrantes

nos quedamos sin habla

estamos sin estar

presentes

ausentes

divididas

en el estar

en el ser

Habitamos muertes

confusos limbos

gloriosas resurrecciones


María Teresa González Osorio, México

Renacer

Y una mañana me desperté

con la consciencia del tiempo pasado;

Lo que hice y dejé de hacer,

y lo escrito en mis diarios me delatan,

todo lo que he sido y lo que quise ser.


Elsye Suquilanda, Ecuador

Oveja sin pastor perro con pulgas

Sí ha sido difícil.
Si lágrimas internas y externas hemos derramado,
si las luces de nuestro cabaret se quemaron,
si la leche se cortó́ antes de servir el café…
O quizá́ los zapatos

que me regalaste se llenaron de hongos psicodélicos

y a la risa le dio chancro duro,
porque la palabra “amor”
tenía caries

 


Miroslava Rosales, El Salvador

En espera del amanecer

…Y yo

Detrás de esta máquina que ya sabe el

sabor de mis lágrimas

de las callosidades de mi espíritu hecho un nudo

de mis huesos triturados

Soy una vena obstruida que espera el amanecer.


Terezinha Malaquèias, Brasil

Mae e Mar

Levamos o Mar

Até a minha mãe

Banhamos os pés dela

Com as águas dele

Mãe e mar

Mar e mãe

Águas de amor


Marèia Ester Alonso Morales, Argentina

Radioreloj

Siempre

estás huyendo dijiste

tenés razón

qué voy a hacer

otra cosa no aprendí

la migración es

siempre, siempre

un acto de supervivencia


María Angélica Muñoz Jiménez, Chile

Mi mar

Se expanden mis aguas profundas

como pensamientos en la nada

vivencias quietas y alocadas.

Soy yo con mis contrastes

capitán y pirata

velero y marejada.


Siamo dieci scrittori e poeti latinoamericani che vivono in Germania, ci siamo incontrati per caso di causalità, per via di un progetto letterario. E da allora non abbiamo smesso di conoscerci, ancora e ancora nella roulette del destino, siamo come un foglio di carta completamente foderato, dove le linee si intersecano con angoli diversi. A volte nelle canzoni, altre volte in centro, ci incrociamo o ci tocchiamo a malapena. Ed eccoci lì, simili, scomparsi, apparsi, con le nostre storie sulle spalle che scorrono in poesia.
La rosa dei venti ci ha fatto volare fino in Germania e qui siamo atterrati tutti. Diventiamo migranti prima di definire la parola, prima di imparare a coniugarla. Solo quando siamo arrivati qui ci siamo accorti di tutte le sue sfumature, il chiaro e il buio, con giornate di sole e pioggia, di porte e finestre chiuse e aperte. Scopriamo il sapore dell’avventura, e allo stesso tempo la tristezza della separazione. Ci siamo immersi senza rendercene conto nell’interculturalità, tra risate e lacrime, più o meno velocemente andavamo verso dopo verso in equilibrio. I versi ci erano stati attaccati fin dalla nascita, e i nuovi con un’altra energia, pieni di sfide, si sono uniti più tardi. All’inizio non lo sapevamo, ma la poesia includeva il nostro giubbotto di salvataggio, per tenerci a galla in questa lontananza di abisso abissale. La poesia ci ha dato un orizzonte, in mezzo alle nostre tempeste e ci ha condotto verso un mare calmo chiamato integrazione.
Le nostre intercettazioni sono infinite, nella poesia della nostalgia per tutto ciò che ci lasciamo alle spalle. Siamo donne che si ostinano a riaffermare le proprie radici e ad abbracciare il sé trasformato a seguito della migrazione. Una vasta gamma di poetesse con visioni e interessi diversi, ognuna delle quali semina il proprio seme. Poesia romantica per l’amore che abbiamo vissuto qui e gli amori dall’altra parte. Alcuni sfociano nella poesia erotica, per liberare la dea senza limiti alla sua passione. Altri che abbracciano la poesia materna della tenerezza e della carezza. Tutte le manifestazioni della poesia sono fiorenti, dal quotidiano, dalle donne all’incontro dell’uguaglianza, della dignità che riecheggia in Europa le carenze dell’America Latina. Intrecciamo i nostri versi per avere visibilità, in modo che la nostra voce sia ascoltata, anche si sembra che siamo pochi, siamo sempre di più. Siamo uniti dalle radici della nostra lingua, dalla nostra cultura, dalla parola, dall’emozione, dal vivere con convinzione.
Abbiamo vissuto di tutto, i sogni che si sono avverati e quelli che non si sono mai realizzati, gli obiettivi raggiunti, le battute d’arresto, il dolore e le perdite. E non importa quali esperienze abbiamo avuto, siamo stati in grado di dare loro rima e musicalità. Onde di sentimenti che ci trasportano e ci portano, siamo i poeti arenati sulla riva della spiaggia e anche quelli che si trovano in mezzo al mare. Viviamo nuotando fortemente, in questa cultura diversa dal colore della nostra versatile America. Abbiamo imparato a destreggiarci, a prendere impegni, per non perdere le nostre radici originarie e per creare nuove radici in questa terra che ci ha adottato senza urgenza.

La poesia è la nostra fortezza, uno scudo di rose o un giglio, destinato a fiorire, ovunque andiamo. I petali si aprono come scritte morbide e aromatiche, è il nostro profumo sincero e sottile.

María Angélica Muñoz Jiménez
Poetessa, scrittrice

Ana Luisa Tapia , Messico

Vita

Libertà di pensare

Di Sentire

Con un corpo aperto

Con un senso attento

Esprimere e contenere

Cosa provo

Che lui è più grande di me e

Si espande più penso


Gabriela Álvarez Jurgenson, Venezuela

Memoria del Pellegrino

Porto Mérida nel mio essere,

impregnato dell’aroma di pomarrosas

gustando le mie labbra,

I cavalli della mia infanzia

Galoppando sul mio petto

e il cocuyo dei brughieri

guidandomi nelle notti.


María Eugenia Alvarez, Argentina

Volo delle rondini

Ero emozionata

E per tanta eccitazione mi addormentai.

In un sogno di tornare.

È che attraversare i muri verso lo smarrimento,

per me è improbabile la fede.

Ho il tempo legato ai talloni

che mentre camminava sulla terra,

Riecheggiano nel profondo di me.


Hellen Frenzel, Ecuador

Noi migranti

Donne migranti

Siamo senza parole

Noi non ci siamo

Presente

Assente

Diviso

in soggiorno

nell’essere

Abitiamo la morte

Limbi confusi

Gloriose risurrezioni


María Teresa González Osorio, Messico

Rinascita

E una mattina mi sono svegliata

con la consapevolezza del tempo passato;

Cosa ho fatto e cosa non ho fatto,

e ciò che è scritto nei miei diari mi tradisce,

tutto ciò che sono stato e ciò che volevo essere.


Elsye Suquilanda, Ecuador

Pecore senza cane da pastore con le pulci

Sì, è stato difficile. Se abbiamo versato lacrime
interne ed esterne, se le luci del nostro cabaret si sono
spente, se il latte è stato tagliato prima di servire il caffè…
O forse le scarpe

che mi hai dato erano pieni di funghi psichedelici

e le risate gli davano una dura risata, perché la parola

«amore» aveva le cavità…


Miroslava rosales, El Salvador

Aspettando L’alba

… E io

Dietro questa macchina che già conosce il

sapore delle mie lacrime

Dai calli del mio spirito in un nodo

Dalle mie ossa schiacciate

Sono una vena ostruita in attesa dell’alba.


Terezinha Malaquias, Brasile

Madre e mare

Prendiamo il mare

Anche mia madre

Facciamo il bagno ai suoi piedi

Con le sue acque

Sempre di più

Mare e più

Acque d’amore


Marìa Ester Alonso Morales, Argentina

Radiosveglia

Sempre

Stai scappando, hai detto

Hai ragione

Cosa farò

Non ho imparato nient’altro

migrazione è

Sempre, sempre

Un atto di sopravvissute


María Angélica Muñoz Jiménez. Cile

Mio Mare

Le mie acque profonde si espandono

Come pensieri nel nulla

Esperienze tranquille e pazzesche.

Sono io con i miei contrasti

Capitano e pirata

barca a vela e moto ondoso.


Imagen y Portada de la escritora, poeta María Angélica Muñoz Jiménez